domingo, 17 de enero de 2010

Verdaguer



César Alonso de los Ríos reflexiona (ABC 15.1.10) sobre la decisión del Ayuntamiento de Vic de no empadronar a los inmigrantes sin papeles.

-«La plana de Vic» era la expresión simbólica de la apertura. Verdaguer la evocó en muchas ocasiones pero, a Vic le otorgó las claves de su doble pertenencia a la «patria» catalana y a la «nación» española. «Oh Catalunya! ¡Oh Espanya! ¿Per qué us he amades aixís?» A pesar de haber sido el redentor del catalán moderno, los nacionalistas no iban a perdonarle su capacidad de ser a la vez, y sin merma de ninguna de las dos condiciones, catalán y español. Porque ambas fueron en él expresiones de la misma personalidad. En esta columna recordé en su día la significativa tibieza con la que la Generalitat conmemoró el centenario de la muerte de Jacinto Verdaguer en 1902.

-Volviendo al caso del miserable alcalde de Vic, creo que es obligado recordar que los nacionalismos son un campo abonado para el racismo. Por definición predican un blindaje cultural y social que lleva a comportamientos tan inhumanos como este de negar el empadronamiento a los sin papeles. ¿No debería bastar esto para rechazar todo pacto político con partidos de esta catadura?

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